Helioterapia: Baños de sol que curan
El sol estimula las
defensas, mejora el ánimo y alivia el dolor, pero hay que saber como tomarlo
para beneficiarse de todas sus propiedades y evitar los riesgos. La
helioterapia ofrece un modelo alternativo, donde la salud y el bienestar están
en primer lugar.
PERO,
¿QUÉ ES LA HELIOTERAPIA?
La
acción terapéutica de la radiación solar es conocida como helioterapia.
Practicados con moderación, los baños de sol son utilizados desde épocas
remotas para combatir y tratar diversas enfermedades y para mantener el buen
estado de salud general.
LOS
EFECTOS DEL SOL
El
sol emite diferentes tipos de radiaciones y cada una posee efectos particulares
sobre la salud y el organismo:
Fortalecedor
óseo:
La radiación ultravioleta del tipo B (UVB) favorece la
síntesis de vitamina D, la cual necesitamos para que el calcio y el fósforo se
fijen en los huesos y para metabolizar los hidratos de carbono.
Acción
antibacterial:
Bajo la acción de las radiaciones ultravioleta
muchas bacterias pierden la capacidad de reproducirse, reducen su vitalidad y
mueren. Cuando nos exponemos al sol, esta acción antibacterial se produce
directamente sobre la piel. Por otra parte, existe un efecto antibiótico
indirecto porque la luz solar aumenta la cantidad de células inmunitarias
–glóbulos blancos- en la sangre.
Antidepresivo:
La
luz del sol resulta imprescindible en la regulación de la secreción de hormonas
y neurotrasmisores. Por eso, cuando escasea se multiplican las probabilidades
de sufrir depresión e incluso, pueden producirse desordenes del estado de
ánimo.
Antiinflamatorio:
El
sol estimula la circulación sanguínea y las terminaciones nerviosas de la piel,
lo que produce un efecto analgésico. Los dolores musculares, debidos a
contracturas o contusiones, y las inflamaciones superficiales pueden ser
aliviadas gracias a la helioterapia. Incluso la tensión arterial se reduce al
dilatarse las pequeñas venas que recorren la piel.
LA
FUERZA CURATIVA DEL SOL
Los
baños de sol están indicados para combatir y tratar diversas enfermedades y
desordenes. Estos son los más habituales:
Anemia: El
déficit de glóbulos rojos, que transportan oxigeno, es una de las indicaciones
tradicionales de la helioterapia. Los rayos del sol, especialmente los tomados
en la alta montaña, provocan un aumento directo de los glóbulos rojos en
circulación y aceleran la curación si se complementa con una dieta especial o
con suplementos.
Trastornos
Digestivos: La cura solar puede incluirse en el
tratamiento de malas digestiones, estreñimiento, falta de apetito, diarrea,
cólicos y candidiasis. Los efectos positivos se deben a una mejor circulación
de la sangre en los órganos relacionados con la digestión, lo que estimula la
secreción de jugos gástricos y la asimilación de los nutrientes. Pero no
conviene tomar baños de sol cuando hay hemorragias, inflamaciones o acidez en
el estómago.
Se recomiendan los baños de sol de la
cintura para abajo con el fin de descongestionar los pulmones, al mismo tiempo
que la persona se beneficia de las propiedades antibióticas y fortalecedoras.
Osteoporosis: Es
una de las indicaciones evidentes, puesto que el sol provoca la síntesis de
vitamina D y esta ayuda a fijar los minerales en los huesos. Por esta misma
razón, los baños de sol, especialmente si se realizan a orillas del mar, están
indicados en casos de fracturas.
Diabetes: El
sol -como la dieta, el ejercicio y los baños de aire- estimula el
funcionamiento del metabolismo y en consecuencia la secreción de insulina y la
asimilación de los hidratos de carbono.
Genitales: Los
baños de sol sobre los órganos genitales de la mujer son eficaces en la
sequedad vaginal, las infecciones por hongos, las menstruaciones dolorosas y la
insuficiencia en los ovarios. En el hombre, la cura solar se utiliza contra la
impotencia, la erección débil y las inflamaciones de la próstata.
Afecciones
de la piel: La helioterapia consigue excelentes
resultados sobre ciertas clases de acné y las impurezas de la piel. En otras
enfermedades más complejas, como el eccema, la psoriasis o las heridas que no
cicatrizan, también está indicada como tratamiento complementario y bajo
control médico. En muchos casos se recomienda combinar el sol con los baños de
agua de mar y la dieta.
Enfermedades
renales y urinarias: Al activar la circulación de la
sangre, el sol mejora el funcionamiento de los riñones y favorece la
eliminación de líquidos. Mediante la intervención sobre la asimilación de los
minerales, los rayos solares pueden prevenir la reaparición de cálculos.
Trastornos
nerviosos: Además de la depresión estacional, los
baños de sol están indicados en la depresión leve, la falta de vitalidad, la
irritabilidad y la anorexia. El tratamiento ideal de los trastornos nerviosos
consiste en realizar jornadas completas de contacto con los elementos
naturales, paseando entre árboles, tomando a lo largo del día breves baños de
sol, seguidos de baños de agua y sesiones de ejercicio físico. Si la terapia se
realiza en grupo, los efectos beneficiosos se multiplican.
BAÑOS
DE SOL TERAPÉUTICOS Y SEGUROS
La helioterapia utiliza la exposición al
sol de manera dosificada. En este sentido, no es correcta la idea de que
“cuanto más sol, mejor salud”. Para que los baños solares produzcan sólo
beneficios es necesario tener en cuenta factores como el tipo de piel, la época
del año, el lugar y la hora del día. El aumento progresivo de la exposición es
el gran secreto.
- El sol de montaña, con aire limpio y seco, y presión atmosférica baja estimula el sistema nervioso y el metabolismo. También está indicado para reforzar el sistema respiratorio.
- La
helioterapia marina, bajo la enorme luminosidad que
causa la reflexión en la arena y el mar, y con una temperatura y humedad
moderadas, resulta sedante y está recomendada para tratar problemas
circulatorios y en casos de debilidad general.
- Evitar
las horas de mayor intensidad solar, principalmente en los
meses de verano. Lo ideal es aprovechar las primeras horas de la mañana
(entre las 8 y las 11) o las últimas de la tarde (después de las 16).
- Comenzar
la exposición al sol progresivamente. El primer
día basta con cinco minutos. Los especialistas recomiendan empezar por los
pies y cada día sumar cinco minutos y ampliar la zona de exposición. Al
quinto día, se puede incluir la zona del pecho y el baño puede durar 25
minutos.
- Después
de diez días, el tiempo máximo de exposición es de
50 minutos, divididos entre la parte anterior y posterior del cuerpo.
Conviene realizar pausas para tomar un baño o ponerse a la sombra durante
15 minutos, hacia la mitad del baño de sol.
- La
cabeza debe estar siempre cubierta y los ojos
protegidos con anteojos de sol.
- El
baño de sol nunca debe dejar sensación de agotamiento,
sino que debe ser estimulante. Por eso, si se nota cansancio al finalizar
el baño solar, es signo de que la dosis de helioterapia ha sido excesiva.
- Tras
cada sesión es necesario refrescarse con agua,
empezando por la cabeza y luego friccionando los brazos, las piernas, la
espalda y finalmente el vientre. En la playa, zambullirse en el mar es la
forma más natural y placentera de recuperar la temperatura normal.
- Permanecer
acostado no es la única manera de tomar sol. De
hecho es mejor moverse, pasar del sol a la sombra (controlando el tiempo
bajo el sol) y hacer algún ejercicio suave, si es posible entre árboles.
El
sol es fuente de vida y energía, y por eso, la helioterapia como medio
terapéutico ha sido utilizada por el hombre desde la más remota antigüedad.
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